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Ciudad de México, 20 de marzo de 2025.
En un significativo evento realizado en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM y con la participación de la Facultad de Filosofía del ICTE, se rindió homenaje al filósofo Mauricio Beuchot con motivo de sus 75 años de vida. La celebración, organizada por sus propios alumnos, reunió a destacados pensadores y académicos, quienes compartieron anécdotas, reflexiones y análisis en torno a su obra, su pensamiento y su labor docente.
El maestro como guía y modelo
Lilian Álvarez Arellano, profesora e investigadora en pedagogía filosófica, abrió la jornada con una ponencia centrada en la figura del maestro desde la perspectiva de Beuchot. Para el filósofo, aprender no consiste en acumular conceptos, sino en llevarlos a la práctica. El maestro no solo enseña: acompaña, impulsa y se convierte en modelo para el desarrollo moral e intelectual del alumno. Álvarez subrayó que, para Beuchot, el verdadero maestro no solo domina su disciplina, sino que también conoce al alumno, y su misión es despertar en él el deseo de saber y contemplar. En este proceso, el lenguaje se convierte en el instrumento fundamental del conocimiento, capaz de transformarse en vida. Esta fusión entre pedagogía y filología no es solo una idea en Beuchot, sino un principio que ha guiado su trayectoria académica.
La formación en virtudes
Ulises Cedillo, investigador en ética y filosofía moral, retomó el modelo pedagógico del homenajeado desde la formación ética. Comparó su enfoque con el de Kant, destacando que, mientras el pensador alemán ponía énfasis en la disciplina y la instrucción, Beuchot sitúa el centro de la educación en las virtudes. Enseñar lo correcto no basta; es necesario mostrar el sentido último de las acciones, como ocurre con la virtud de la justicia y su vínculo con el bien común. Cedillo también señaló que la disciplina no debe usarse como castigo, sino como una herramienta para gobernar las acciones de manera deliberada. En este marco, la prudencia se presenta como una virtud clave que permite actuar de forma consciente y reflexiva.
Filosofía, humanismo y pensamiento integrador
Juvenal Cruz, especialista en humanismo contemporáneo, destacó el humanismo beuchotiano, uno que no se opone al avance científico, pero que insiste en recuperar los valores más altos del ser humano. Resaltó su propuesta de una filosofía abierta e interdisciplinaria, donde los distintos métodos se enriquecen mutuamente.
Luis Eduardo Primero, catedrático de hermenéutica, profundizó en el concepto del “término medio” como clave para entender la hermenéutica analógica de Beuchot. Esta perspectiva no solo busca equilibrar los extremos, sino vincular saberes diversos, incluso en áreas como la filosofía de la historia o las críticas al eurocentrismo. Su propuesta de decolonialidad analógica busca integrar lo valioso del pensamiento europeo con los saberes originarios y mestizos.
El ser humano como microcosmos
Guillermo Hurtado, profesor de metafísica, presentó la imagen del ser humano como microcosmos, central en la filosofía de Beuchot. En el ser humano se reflejan todos los niveles de la realidad: lo físico, lo viviente, lo racional y lo espiritual. Esta visión sustenta una metafísica integral, donde pensar implica también imaginar, contemplar e intuir.
Una respuesta a los desafíos contemporáneos
Mario Chávez, investigador de la UNAM en teoría de la identidad, analizó cómo la hermenéutica analógica puede dar respuestas a problemas contemporáneos, como el de la identidad personal. A partir de un diálogo con Hume, Chávez explicó que Beuchot propone una relación analógica del “yo” consigo mismo: en parte idéntico, en parte distinto, lo que permite pensar la identidad de forma dinámica y evitar posturas extremas.
Este homenaje fue una muestra de reconocimiento a una vida dedicada al pensamiento, la docencia y la formación de nuevas generaciones. La obra de Mauricio Beuchot sigue viva en sus textos, pero sobre todo, en quienes han sido tocados por su magisterio.
