El puesto del hombre en el cosmos: Max Scheler y el surgimiento de la antropología filosófica

Filosofía clase internacional desde Buenos Aires Argentina

El Maestro Stéfano Barbieri es parte de nuestra platilla de Profesores Internacionales, desde Buenos Aires, Argentina. Clase exlusiva y de valor humano y académico.

Introducción

La Facultad de Filosofía del ICTE continúa con su seminario internacional de textos filosóficos. En esta ocasión, presentamos una conferencia a cargo del maestro Stefano Barbieri, licenciado y maestro en filosofía, quien expone con profundidad el pensamiento de Max Scheler y su obra fundamental El puesto del hombre en el cosmos (1928). Esta conferencia, ahora adaptada como artículo académico, reflexiona sobre el surgimiento de la antropología filosófica en el contexto de las crisis de la modernidad.

¿Por qué hablar de Max Scheler y la antropología filosófica?

La publicación póstuma de El puesto del hombre en el cosmos marcó un antes y un después en el estudio del ser humano. A diferencia de la filosofía del hombre, que parte de concepciones establecidas, la antropología filosófica rompe con todo paradigma previo para centrarse en la problemática antropológica: el conjunto de preguntas fundamentales sobre la existencia humana.

Scheler se propuso reconfigurar el pensamiento moderno sobre el hombre, distanciándose tanto del racionalismo ilustrado como del materialismo científico. Para él, el ser humano es esencialmente un ser espiritual, capaz de elevarse por encima de su biología, de sus condicionamientos instintivos y prácticos. Esta nueva forma de reflexionar sobre el ser humano cobra relevancia especialmente en épocas de crisis, como las que marcaron el inicio del siglo XX.

Crisis de la modernidad y surgimiento de una nueva visión del hombre

El surgimiento de la antropología filosófica está íntimamente ligado al contexto histórico: la Primera Guerra Mundial, la inestabilidad política y social, el desencanto con la promesa ilustrada del progreso ilimitado. El pensamiento positivista, que redujo la racionalidad al método científico, no ofrecía respuestas al sufrimiento humano, a la injusticia estructural ni a la soledad existencial del hombre moderno.

Scheler captó este clima de incertidumbre y propuso una visión radicalmente distinta: el ser humano no es un simple producto evolutivo ni una máquina biológica sofisticada, sino un ser abierto al misterio, capaz de trascendencia y responsable de construir el sentido de su vida.

Las causas de la problemática antropológica

En esta conferencia se exploran cuatro causas que, según Barbieri, provocaron el nacimiento de la antropología filosófica:

  1. El individualismo moderno, que, si bien promovió libertades y derechos individuales, también destruyó formas tradicionales de convivencia, dejando al individuo en un aislamiento progresivo.
  2. El avance tecnológico, que paradójicamente nos conecta y nos aísla al mismo tiempo. La omnipresencia de dispositivos electrónicos ha facilitado la comunicación, pero también ha desintegrado espacios comunitarios como la familia, la escuela o el encuentro cotidiano.
  3. El desencanto con el positivismo, cuya promesa de dominio racional del mundo no ha impedido la violencia, la desigualdad ni la crisis ecológica.
  4. La pérdida de referencias religiosas, que dejó al hombre sin un lugar claro en el universo. Ya no está claro si somos imagen de Dios, si somos seres racionales, o si somos un producto más de la evolución biológica.

El espíritu como centro del ser humano

Para Scheler, lo que diferencia esencialmente al hombre del animal no es la inteligencia ni la memoria, sino el espíritu. El espíritu es el centro desde el cual el hombre objetiva el mundo y a sí mismo. No puede localizarse ni en el cuerpo ni en la psique, sino que reside en el fundamento supremo del ser.

Este espíritu se manifiesta en cinco características del hombre como ser espiritual:

  • Está abierto al mundo.
  • Busca conferir a la existencia un sentido último.
  • Pregunta por el fundamento del ser y del hombre en el cosmos.
  • Es receptivo al misterio.
  • Posee una orientación hacia la trascendencia.

Estas dimensiones hacen del hombre no un objeto entre objetos, sino un sujeto ético y metafísico.

Conclusión:

La muerte prematura de Scheler impidió que su proyecto de una nueva antropología filosófica se desarrollara plenamente. No obstante, su obra constituye un punto de partida indispensable para todo aquel que quiera pensar al ser humano más allá de las categorías modernas de utilidad, función o productividad.

Su propuesta exige volver a las preguntas esenciales y afrontar la crisis del sentido con rigor y valentía. En un mundo fragmentado por la tecnología, el individualismo y la incertidumbre, la antropología filosófica sigue ofreciendo herramientas para reconstruir una imagen del hombre a la altura de su dignidad y responsabilidad.

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